Hay una chamana alojada en mí. Ahora mismo quiere danzar con mi sombra. Me pide a gritos danzar… A gritos de sonidos guturales parecidos al de las lobas pariendo o al sonido que se mete por las grietas de la montaña. A veces ríe. A veces su llanto hiela las paredes y se convierte todoSigue leyendo “La chamana me enseña”