Recuperando el poder del fuego como símbolo de transformación interna, de encuentro con una misma y la tribu.
Porque siento que mi verdadera labor en esta vida, ésa que me hace vibrar, sentir y amar es acompañar. Es lo que hago con todo el cuerpo, con lo mejor de mi, y el corazón.
Y acompañar tiene mucho de cuidar y proteger el fuego,
de proteger las brasas, aprender de la danza, observar los vientos, cuidar del calor…
Y eso hago apasion(h)Ada, enAMORada… Confiando, soñando alto, vibrando fuerte…
Aprendiendo…
Es lo que más me gusta hacer… es lo que más me llena.
Y luego ver tu carita feliz, tranquila, como extasiada de ti, de esencia, y de fuego… delante de la hoguera simbólica. Recordando tu valía, tu poder, tus herramientas y sabiduría.
Como tal vez lo hacían nuestras abuelas, mucho más allá del tiempo, en las cuevas…
Todas juntas, protegiendo.
Y así nosotras, una a una y a la vez, siendo tribu… Juntando todo ese poder y esas miradas, para cuidarnos y con ellas tejernos una manta para cuando apriete el frío…
Así nos recuerdo y me recuerdo, lo bonito que es la tribu de mujeres:
caminar juntas, danzar juntas, ciclar juntas, con-vivir juntas, compartir juntas, soñar juntas, aprender juntas y caernos, también, juntas…
Esta tribu y mi labor, nace con la intención de acompañarte a ti y a todas nosotras, mujeres,lobas, en diferentes etapas de la vida.
En el sentir, en el miedo, en la sombra, en el caminar, en los procesos,
en el autoconocimiento…
Sí, soy la encargada de ese fueguito amoroso de la tribu.
Ése que es el símbolo de unidad, sororidad, armonía y conexión de todas nosotras, de cada una de nosotras…
Ése que está dentro y vive muchas formas, y pasa por muchas lunas,
durante todo el proceso de nuestra vida.
Soy una eterna aprendiz, buscadora, soñadora incansable…
Por eso solo sé que no sé nada…
Por eso siempre estoy y sigo formándome, actualizandome, estudiando y recordando sabidurías y herramientas para poder poder brindarte lo mejor, con ganas de seguir mejorando, agrandando y expandiendo este Ser pequeñitamente gigante y hermoso que soy. Este corazón que vive entregado, agradecido y brillando por cada detalle.
Por eso, hasta aquí, hasta día de hoy, he hecho miles de cosas por mi cuenta, con otras hermanas, con grandes maestras y maestros de la «universidad de la vida», formaciones, cursos, investigaciones…
Pero tengo claro algo, y es que no puedo acompañar nada que no haya vivido yo, sentido, experimentado o llevado a la piel de alguna u otra forma. Por eso, mi labor es honesta contigo, yo no soy maestra de nada, soy una buscadora que quiere ofrecer al mundo lo mejor de sí.
