Si cierro los ojos tengo la sensación de andar volando entre árboles, entre ríos, entre hogueras y cuevas… Se eriza mi piel y mis dos corazones palpitan rápido. Como un tambor. Pompompompompompompompom….
Es el útero-tambor que llama a la hoguera, de nuevo, como tantas otras veces.
Que invoca a reagruparse, a parar, a sentir el calor y la danza del abuelito fuego, símbolo sagrado de la alquimia y la sanación.
Que invita a escuchar, a sentir, a estar… Solo eso.
Aquí me siento, una vez más desnuda. Sin pieles, quitando máscaras, soltando roles…
Aquí me siento en la Tierra. Esta soy. Esta que vibra. Esta que tiene un poco de miedo. Esta que se expone, con vergüenza (y sin ella) una vez más, delante de vete tu a saber cuántas almas…quién me lee. Cuántas almas, criaturas y seres… ¡Cuántos mares de fueguitos!
Han pasado tres años desde que encendí aquella primera hoguera. Fue un momento complejo donde mis tripas, mis sombras y emociones estaban a flor de piel, erizadas, anudadas también.. Nunca pensé que aquel fuego, iba a ser una puerta de un mundo nuevo.
Y tras tantas lunas… hogueras, idas y venidas… encuentros y desencuentros… mares en calma y mareas bravas… Y tantas otras cosas más…. Aquí estoy, de nuevo desnuda, con la sensación misma de aquel momento. Que esta tribu es una puerta.
Que estas lágrimas que me caen conmovidas son una puerta.
Que tú que me lees… eres otra puerta.
Que esto que juntas creamos… es otra puerta.
Creo, amo, siento y vibro con la Tribu de Mujeres. Y tras tres años de mucho trabajo, acompañamiento, dejarme acompañar, aprender, ser, crecer y caerme… Me siento feliz, agradecida y llena de vida por esta Tribu tan bonita… Mi tribu Lunera.
Mi hija idea… que nació desde las entrañas, desde la necesidad, desde el amor puesto ahí afuera para el mundo. Para crear, compartir y vivir cosiendo lazos y armando puentes…
¡Y cuántas mujeres han pasado por estas hogueras…! Tan llenas de vida a veces, o tan en la sombra que ni ellas mismas sabían cómo entre tanta oscuridad, llegaban hasta aquí. Tan capaces, valientes, sabias, poderosas, increíbles, mágicas, lobas, creadoras, apasionadas, invencibles, brujas, tan niñas, tan madres…. Algunas tan llenas de heridas que se dejaron cuidar por las otras. Otras tan llenas de luz, que trajeron soles en las noches mágicas de encuentros…
Y todas tan iguales, tan perfectas, tan únicas, tan buscadoras, tan soñadoras y hermosas…
Que ni todas las lágrimas que emocionada derramo ahora, escribiéndote esto, pueden contarlo… A pesar de ser mareas también, que gota a gota, como somos nosotras, purita agua, ondas, ríos…se encuentran.
Mi piel y mi Ser están llenos de todas vuestras historias. Tengo la panza llena de amor, así de ñoño lo digo. De todo lo que he compartido con vosotras, de todo lo que he aprendido… De ceremonias, círculos, talleres, encuentros, charlas, acompañamientos, embarazos, partos, crianza, llamadas telefónicas, consultas, ideas compartidas, ferias, retos…
He recibido tanto… He dado tanto…
Y no ha sido fácil.
Llevar este proyecto adelante, tan complejo, tan extenso y potente (poderOsa), siendo cuerpo finito, madre, con una vida nómada y muchas sombras todavía que recolocar… Viviendo en un sistema violento, lleno de prisas, relojes y pautas, que se nos mete adentro con creencias que nos limitan… Y en las redes sociales, que para mi siempre han sido tan distantes… Yque tanto reflejo son de la oscuridad también y de la luz…
Y entre tanto, con tantas trabas, problemas, y nudos… Complejidades y asuntos diversos… Una muchas veces pensó tirar la toalla. Sobretodo cuando la mirada de la hermana está ahí, haciendo daño. Cuando el trabajo de la otra no se respeta y la falsa sororidad arrasa con todo por momentos… Para mí, durante estos tres años, ha sido lo más díficil: ver como otras mujeres en vez de unir, sumar, crear y compartir en esta Tribu o en un punto común con sus proyectos, que simbolizan lo mismo, que quieren supuestamente lo mismo que quiero yo u otras, deciden alimentar sus egos, su “personalidad espiritual” y lanzar piedras.
Pero aquí seguimos… Sabiendo esquivar algunas de esas piedras, tropezando con otras y reconociendo que una también da fuerza a esas piedras arrojadas, haciendolas más poderosas y más dolorosas.
Y así…
He entregado siempre lo mejor de mi. Reinventándome…
Y aquí y ahora, me siento, respiro y coloco la atención a mi ser, aquí sentada, en la hoguera, desnuda, exhausta. Como si hubiera andado mil años para delante y otros para detrás… Como si en camino hubiera tocado, sentido, conocido, llevado adentro y recordado las historias de todas nosotras. Todas las mujeres. Todas las diosas…
Y la Humanidad entera.
Como si recordara el infinito destello de la Fuente enredándose en mis manos creadoras… Haciéndome brotar el latido, la chispa que encendió aquella hoguera tres años atrás.
Así me siento.
A pesar de todo ese caminar, sostener, crear y seguir caminando…A pesar de tanto vivir y sentirme tan cansada hoy en día, me siguen quedando fuerzas. Me sigue naciendo la vida. Me sigue brotando esta danza que nos trae al fuego, a compartir, a seguir siendo Una en mundos y cuerpos, circunstancias y vidas tan distancias…
Porque me encanta reconocerme en tus ojos, en la chispa que se prende dentro mientras observas la hoguera. Porque me encanta reconocerte en mi, cuando me veo tantas “yoes”, tantas formas de sentir/ser/vivir…
Me siento humilde. Y feliz de todo lo que he creado/sentido/vivido/sido…
Como si mi labor no fuera tan mía… Sino de todas nosotras parte…
De mis abuelas. De mi madre. De mis hijas futuras…
Bendita tribu.
Bendita tú.
Benditas todas nosotras….
Gracias por permitirme sentir todo esto.
Por ayudarme a crecer, a observar, a seguir creando y alimentando el fueguito de la tribu.
Con todo mi amor, amor amor,
con todo mi ser,
Con tanta mi magia…
Aquí seguimos, con nuevas semillas.
Yo, Mujer Semilla, guardiana de esta tribu,
Rosa Bellido