¿Te has fijado? La luna va cambiando sus fases y con ella su luz y su influencia… Pero ¿sabes? eso también te ocurre a ti.
Desde hace mucho tiempo se sabe que la Luna influye en nosotros, especialmente en las mujeres, ya que es el astro más cercano a la Tierra y nuestro satélite.
Much@s tradiciones antiguas conocían esa influencia en los partos, los ciclos femeninos, además de las cosechas, las mareas y la energía. Y es que, así como en el cielo la Luna cambia de fase en un ciclo constante, en nuestro interior, mujer, existe algo muy parecido. Fuera, la luna se va llenando y va creciendo para llegar a llena, y luego mengua hasta llegar a la luna oscura, o luna nueva. Nosotras hacemos algo muy parecido, y es hermoso descubrir la conexión mes tras mes.
En nuestro útero existe una energía poderosa, que es cíclica y también va cambiado según el momento del ciclo menstrual en el que estemos.
Nuestra sangre, nuestra menstruación, nos indica que estamos en la fase oscura (luna nueva), tiempo de hibernación, de sombras, de estar en la cueva. Introspección. Allí todos los fantasmas nos acompañan, todas las heridas… Todo nuestro poder más innato y puro, sin máscaras. Es un momento en el que necesitamos mucho más descanso, recogimiento, soledad.
Dejar de hacer cosas, dejar de pensar.
Nuestra energía es hacia dentro, hacia la Tierra misma, la que somos, hacia nuestra cueva útera.
Somos entonces el arquetipo de la Bruja, la dama oscura, la señora Roja, símbolo de la muerte. Nuestra sangre limpia nuestro útera y nos limpia a nosotras de todo lo que nos nos sirve, como árboles que en el invierno pierden sus hojas para renacer… Así estamos, así somos. Siendo Tierra, Norte y misterio.
Cuando dejamos de sangrar, nuestra luna es creciente.
Somos pura energía, el inicio, semilla que brota ¡estamos a tope! Renovadas, con ganas de vivir, con mucha actividad. Es la fase previa a la ovulación, el arquetipo conocido como ea la Doncella, aunque a mí me gusta llamarla “La cazadora” porque es como entonces somos como flecha (directas, enérgicas, veloces, ligeras…), capaces de crear mucho desde la cabeza, correr una maratón con gusto, trabajar duro durante horas… Somos energía y necesitamos gastarla. Estamos en la Primavera de nuestro ciclo, somos independiente y poderosas como el Aire, somos el Este y la fuerza.
Llegamos a la luna llena, en nuestro Verano, donde la semilla florece, nuestra ovulación, siendo el arquetipo de la Madre Estamos luminosas, somos creadoras. Llenas de abundancia, generosidad, y conexión. ¡En puro crecimiento! Estamos atentas al detalle, nos sentimos cálidas, nutridoras, preparadas para cuidar y cuidarnos. Somos Agua, las emociones son muy importantes, y Sur. Queremos atender, proteger y marcar límites. Somos tierra fecunda y tenemos el don de la creación y también el de la destrucción… Nuestro cuerpo está redondito, más “tierno”, más cálido, preparado para dar y nutrir vida sea humana (con el futuro bebé) o con nuestras hijas-ideas (y todo los proyectos o planes)
Y conforme van pasando los días, nuestra luna va menguando, llegando a menguarse en nuestra fase premenstrual, el arquetipo de la Chamana. Es fuego, mujer medicina, sanadora que nos enseña todo lo que tenemos que reflexionar y ver en nuestro día a día y en nuestra vida. Ella nos muestra el camino hacia la cueva, hacia la sangre. Es el Oeste, el otoño con su tempestad y sus cielos preciosos (nuestros grandes tesoros interiores, ésos dones y ésa creatividad para sacarlos). Es el tiempo de recoger la cosecha y conectar con nuestro poder interior, con nuestro inconsciente. Es libre, determinante y se guía por la intuición. Ella nos lleva al camino de vuelta a casa… a la luna oscura, donde meternos en la cueva y hablar con el fuego, tumbadas desnudas en la tierra, en nuestra menstruación.
Como ves, nuestras fases luneras son muy especiales y nos aportan un conocimiento muy profundo. Es transformador adentrarse en nuestro ciclo menstrual de esta forma y experimentar y descubrir por nosotras mismas todos ésos cambios físicos, mentales, emocionales y espirituales. Cada mujer es un universo de miles de universos, y no tienes por qué reconocerte en estos nombres de los arquetipos. Lo maravilloso es llevar todo conocimiento a nuestro ser y hacerlo nuestro para disfrutarlo desde lo que somos.
Te propongo algo, qué tal si te das un ratito en la noche y buscas allá arriba la luna, estés donde estés (en casa, en la calle, cenando por ahí, paseando…). Observa en qué fase está y si sabes nombrarla. Respira viendo su luz y su sombra… Puedes mirarla unos minutos y concentrarte en tu respiración. ¿En qué fase está? ¿Y tu, en qué fase? Puedes hablar con ella, cantar, conectar de la manera que quieras… Ya verás qué momento de paz y conexión más especial…
Con amor,